viernes, 11 de julio de 2008

El perfil del nuevo docente y la problemática que se plantea en el actual perfil del docente.

Se busca un docente que participe en el mejoramiento del sistema educativo en general. Para que esto pueda ser una realidad, es indispensable atender las necesidades de capacitación y perfeccionamiento de un maestro que, desempeñando nuevos roles, esté tan dispuesto como debidamente preparado para involucrarse en la tarea de hacer pertinentes, eficaces y eficientes los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Este profesional de la educación debe conocer en profundidad lo que enseña y cómo debe enseñarlo, estar familiarizado con las herramientas tecnológicas modernas y además, tener un conocimiento del entorno en el que se desenvuelve como docente.

La problemática planteada en el actual perfil del docente, es justamente la carencia de los requisitos necesarios para asumir y realizar la tarea encomendada, de forma que logre una enseñanza efectiva. Esta es una realidad susceptible de ser transformada mediante las más adecuadas intervenciones desde diferentes disciplinas, en favor de su crecimiento personal y profesional, con el fin de que se propicie que el educador se encuentre consigo mismo y por otro lado, se apropie de las herramientas que le permitan ayudar a formar a las nuevas generaciones con las características que espera y reclama la sociedad.

Las tres dimensiones propuestas por el Ministerio de Educación (MEDUCA) en la República de Panamá, para definir el perfil del docente son:

El Ser, el Saber y el Saber Hacer.

A la primera dimensión que se menciona corresponde el Perfil Personal; los Perfiles Profesional y Ocupacional se relacionan con las dimensiones que están en segundo y tercer lugar, respectivamente. Cada una de ellas es tan importante como las demás y unidas conforman el Perfil de un maestro integral; sin embargo, el Perfil Personal tiene tal peso en la construcción de las relaciones docente-alumno, que bien vale la pena una breve reflexión aparte, acerca de el.

Las actitudes, el sentir y la vocación tienen que ver con este Perfil y la forma en que el estudiante los percibe llega a impactar su aprendizaje. Si nos referimos exclusivamente a las actitudes, podemos coincidir en que la amabilidad y cortesía, la aceptación de las opiniones de sus alumnos, el dominio del lenguaje verbal y no verbal, por ejemplo, son apenas algunas de las manifestaciones del componente afectivo que el maestro posee y demuestra a sus alumnos en diferentes momentos y escenarios.

Cuando ese agente de cambio que es el educador modifica sus actitudes personales para enriquecer sus relaciones, puede estar atento a esperar nuevos y favorables comportamientos por parte de los aprendices.

Una propuesta de trabajo en la adecuación del perfil del actual maestro, para convertirlo en el nuevo docente es dirigir la atención y los esfuerzos iniciales a atender a sus necesidades de formación, desarrollo y crecimiento como persona, de manera que logre proyectarse a los demás.